lunes, 9 de mayo de 2011

CIERRO PORQUE TENGO QUE ESCUCHAR MÁS MÚSICA...



Una despedida es de la manera que uno la realiza.
Desde hace un tiempo que la fluidez de redactar este blog se hace cada vez más escasa.
En el transcurso de este peregrinar por el jazz, me he encontrado con unas de las cosas más maravillosas: compartir una canción de jazz y dibujar matices en palabras para invitar a todo aquel a aventurarse...en sonidos.
Keith Jarret es un compositor que intervino en bandas como la de Miles Davis, heredando desde esa década del 70 tan eléctrica del jazz, su excentricidad.
The Köln Concert, grabado en Alemania en 1975, es un disco que te hace deslizar en latidos, expresividad vocal del mismo Jarret. Recorre instancias de gospel, blues y hasta clásico. No olvidemos que Jarret ha grabado discos interpretando obras de Bach, Händel y Mozat (además son también preferidos mios). Pienso que de allí debe ser la escuela de ese sonido que recorre tan nítidamente un sentimiento de vulnerabilidad, belleza, nostalgia...
Hace unos años que lo tengo entre esas reliquias, servibles para acompañar otro
momento a solas conmigo misma.
Un bello disco, de corazón se los digo.


Elena.

miércoles, 9 de febrero de 2011

EL AULLIDO DE MI EX JEFE




Solía tener un jefe a quien le tenía misericordia infinita.
Reunía todas las condiciones que presisaba, casi sin conocerme, digamos que yo necesitaba el empleo y no me costaba en lo más mínimo, que el depositara en mi la más absoluta de su confianza.
Fue así que me converti en la más desapercibida por él y la más exigente para los demás empleados, los que estaban antes que yo entrara, me odiaban, los veía irse; entraban otros y me odiaban... y los veía irse. Los que quedaban eran alimañas arrinconando a su presa.
Mi jefe disfrutaba mucho de esto y yo los odiaba,de lo aburrida que me tenían.
Pense, a pesar de todo, que mi jefe tenía un poco más de vuelo, el chabón, era un gran simulador. Una máscara lo cubría para ocultar lo manipulable que era y por cualquiera, hasta que su vulnerabilidad se cayo ante mi confesandome las proezas más decadentes de la humanidad para que su novia regresara, quien lo había dejado y estaba con otro tipo, después de ver las escenas más ruines que una mujer puede caer expresando sus celos, me provocada una mezcla de lástima, verguenza ajena y ganas de reventarla a zopapos. Ahora ¡Cómo vi deteriorase una persona hasta llegar al estado enfermo de una forma tan patéticamente lamentable!.
yo lo escuchaba atenta, pues no debía temer por él directamente mi puesto de trabajo, sino temerle a ella.
Cuando la cosa se estabilizo entre ellos, no me arrepentí para nada, haberle dado mi opinión de esa relación, ni de ella, por cierto, muy poco y nada favorable de mi parte. La mococita era astuta y sucia contra su oponente, entonces decidi guardar las formas pero jugue con sus mismos demonios; yo ya sabía algunas artimañas que esgrimia para alterarlo, era una chica muy sádica, tocaba unos hilos de su marioneta y esta comenzaba a contar y entre su relato ella intervenía para envenenar (divide y reinaras). Fue así que mi jefe comenzo a mostrarse distante conmigo, después que en varios intentos trato de ofenderme y yo lo retrucaba de una manera amplia y sin margen de error, mientras que arremetía ironicamente alguna característica de su novia, sin tan sola nombrarla. Entonces el boludo cuando se ponía parlanchin iba y le contaba cagado de bronca, pero como era tan parlanchín también le contaba lo que yo opinaba de ella y ese era mi objetivo, que viera como yo también utilizaba el mismo vehículo para que se enterera que sabía que era una neurotica, mala leche y digna de lástima. Y el retruco lo tengo yo, porque un día me la encontré y le dije que era una pelotuda y ella no me dijo nada, como buena caradura que es y el jefe de quien venimos hablando, se me hizo el recio y lo mande a recagar, me fui de mi puesto de trabajo antes del termino de mi jornada y cuando la yegua se enteró ya estaba muy lejos.